Congreso Pro-Vida en Español Ratifica Santidad Humana

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Desde la concepción, pasando por la cuna y hasta la tumba, la dignidad humana en todas sus etapas fue celebrada en el séptimo Congreso Pro-Vida en español de la arquidiócesis.

Más de 400 defensores de la vida se reunieron en la escuela secundaria Cardenal Spellman en el Bronx el 11 de octubre para el evento de un día entero, el cual fue patrocinado por la oficina arquidiocesana de Vida Familiar/Respeto a la Vida.

Organizada en torno a talleres y testimonios personales, la jornada comenzó con una misa celebrada por el Padre Ambiorix Rodríguez, administrador de la parroquia de Santa Elizabeth en la sección de Washington Heights de Manhattan.

El discurso de apertura, “La Persona Humana”, fue presentado por Alejandro Bermúdez, director de ACI-Prensa, una agencia española de noticias católica. Él también se desempeña como director ejecutivo de la Agencia Católica de Noticias y la agencia portuguesa ACI digital.

“Hoy en día la cultura no aprecia la vida”, dijo Bermúdez, quien citó a la ciudad de Nueva York como de las ciudades con la tasa de aborto más alta en todo el mundo.

En el 2012, de un número documentado de 197.046 embarazos viables, 73.815, o aproximadamente el 37 por ciento, terminó en aborto.

Un informe de febrero 2 del 2014 del Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York reveló que menos mujeres están teniendo abortos ahora que en cualquier momento ya que el procedimiento fue legalizado en el estado de Nueva York en 1970. A pesar de ello, la tasa de aborto de la ciudad sigue siendo el doble del promedio nacional.

La charla de Bermúdez se centró en los fundamentos de la fe católica. “Jesús es la salvación de este mundo”, él dijo. “Su mensaje se transmite a través de la Iglesia, la Escritura y los sacramentos. Nuestros sacramentos conducen a la salvación”.

Bermúdez, quien sirve de anfitrión de varios programas en español en el EWTN Global Catholic Network, incluyendo “Cara a Cara” y “Criterios” en la Radio Católica Mundial, animó a los asistentes al congreso a convertirse en nuevos evangelistas. Los mayores enemigos de la Iglesia, dijo Bermúdez, son los que permanecen sin hacer nada.

“Nunca tengan miedo de predicar y dar testimonio”, dijo Bermúdez. “Nosotros como seres humanos tenemos una auto conciencia, sabemos que existimos y tenemos la capacidad de reflexión. Tenemos que tomar una alegría personal y estar orgullosos de saber que Dios nos ama”.

Entre los talleres ofrecidos hubo uno llamado “La Masculinidad y el Llamado a Proteger y Defender la Vida”, por Andrew Pocta, un ex empleado de la Oficina de Respeto a la Vida de la arquidiócesis. Pocta, quien actualmente vive en Virginia, es un esposo y padre de una niña de 2 años de edad.

Miembro de los Misioneros de Cristo, y trabajando más que todo en Honduras, Pocta dijo que la sociedad en general tiene muchos mensajes distorsionados acerca de lo que significa ser un hombre, y de lo que la virilidad y la masculinidad son en realidad.

Él tenía esperanzas de que los hombres asistiendo a su taller, reflexionaran y finalmente entendieran “el hombre que Dios nos llama a ser”.

Pocta señaló que hay ciertos roles que un hombre juega durante su tiempo en la tierra, entre ellos el de ser protector, proveedor y maestro. Acerca de Jesús, dijo Pocta, es un símbolo de la auténtica masculinidad al haber ejemplificado esos roles durante su vida en la tierra.

Cristina Pocta, su esposa, presentó un taller titulado “El Genio Femenino y el Llamado a Nutrir la Vida”.

Otros talleres incluyeron “Cómo Servir a las Mujeres y las Familias con Embarazos Difíciles” y “La Misericordia y la Sanación Después del Aborto”.

Al hacer disponible el sacramento de la penitencia, el congreso también dio a entender que la Iglesia, a través de su misericordia, es un santuario de curación.

El Padre Martín Esguerra, M. Id., párroco de la parroquia de Santa María en el Bronx, oyó confesiones. “Todos somos verdaderamente hijos e hijas del Padre”, él dijo después, subrayando el hecho de que, sin importar el delito, la dignidad nunca desaparece “debido a que la dignidad viene de nuestro Padre celestial”.