Capacitación Prepara Diócesis Para Terrorismo, Asesinatos Masivos, Otros Desastres

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Para ayudar antes que una tragedia suceda, un sacerdote y psicólogo de Washington estará realizando un seminario cibernético gratis al final de agosto con el fin de preparar a sacerdotes, religiosos y otros miembros de la iglesia para tratar el trauma que algunas personas experimentan después de un desastre natural, un acto de terrorismo o cualquier otra tragedia de gran escala que ellos y las comunidades que ellos sirven pudiesen enfrentar.

“Simplemente porque uno sea sacerdote o hermana o hermano (religioso) no significa que uno tiene la capacitación para tratar estos desastres de gran escala”, dijo monseñor Stephen Rossetti. Él estará realizando el seminario cibernético gratis el 31 de agosto, “Shepherding in Tragic Times: Caring for Self and Others in Trauma”, a través del instituto St. Luke en Maryland.

Monseñor Rossetti, psicólogo licenciado, originalmente trató tragedias de gran escala después que el huracán Katrina azotó la Costa del Golfo en el 2005 y el fue enviado a ayudar sacerdotes en Biloxi, Mississippi.

Desde entonces, monseñor Rossetti, expresidente del instituto St. Luke, ha visto una manera de aplicar las lecciones que aprendió en Biloxi a otras experiencias que traen dolor y trauma masivos que pudiesen afectar a parroquias y sus comunidades. Él discutirá algunas de estas durante el seminario cibernético orientado a sacerdotes y religiosos, pero disponible para cualquiera que quiera inscribirse en sliconnect.org.

En septiembre del 2015, monseñor Rossetti llevó algunas de esas lecciones a una sesión de capacitación para sacerdotes en Florida, al cual asistió padre Miguel González, párroco de la iglesia católica St. John Vianney y vicario para sacerdotes de la Diócesis de Orlando.

“Gracias a Dios por lo oportuno” de la presentación, dijo padre González, quien recibió una llamada telefónica urgente en junio para ayudar a las familias de habla hispana después que un tiroteo en un club nocturno en Orlando dejara 49 muertos y más de 50 heridos.

Debido a la capacitación, él se había preparado mental y espiritualmente para el caos, el enjambre de la prensa, la profundidad del dolor que presenció y hasta su propia reacción. Él sabía que en vez de encontrar las palabras correctas era más importante estar cerca de aquellos que estaban esperando que le dijeran si sus parientes estaban vivos, para hacerles saber que no estaban solos.

El sabía que los gestos pequeños, tales como buscarle agua a los que estaban en choque emocional y dolor, eran importantes, y permitirle a aquellos que estaban sufriendo que cuestionaran a Dios y tuvieran rabia. Él hasta sabía que tenía que encontrar momentos para “descomprimirse” y apartarse de la situación de modo que pudiera continuar ayudando.

“Lo que aprendí (de la capacitación) definitivamente a ser activó”, él dijo. “Estábamos en una posición para satisfacer necesidades pero sin desconectarnos de nuestras necesidades”, dijo padre González durante una entrevista telefónica con Catholic News Service.

Prepararse para la tragedia comienza reconociendo que esta puede suceder en cualquier lugar en cualquier momento, dijo monseñor Rossetti.

“Sería absurdo pensar que (una tragedia) no nos sucederá. Miremos el número de diócesis (en Estados Unidos) durante el pasado año que han sido directamente afectadas por terrorismo y tragedias. Creo que toda diócesis, toda orden, debe tener no solamente entrenamiento para estas situaciones, sino también un plan”, dijo monseñor Rossetti.

Cada diócesis debe hacer la pregunta: “¿Qué haremos si en el centro de nuestra ciudad 100 personas reciben disparos y mueren? ¿Quién hará qué?,” dijo monseñor Rossetti.

Los sacerdotes y los religiosos necesitan saber cómo detectar personas que estén lidiando con el trastorno de tensión postraumática y otras condiciones. Algunas de estas situaciones podrían significar atender la ira y la frustración, el terror y a veces la fe de las personas.

“Tenemos que animar a la gente a que pase por ese viaje de fe”, dijo monseñor Rossetti. “Si uno necesita enojarse con Dios, si uno necesita preguntar por qué, entonces hágalo. Tráigalo a la oración”.

En medio de tragedia, cuestionar la fe puede sucederle a cualquiera, él dijo, añadiendo que “le sucede a los sacerdotes también…esto puede afectar muy fuertemente la fe de uno y enojarse con Dios, cuestionar la providencia de Dios, todas esas cosas” son normales.

Padre González dijo que le ayudó escuchar a una persona que ya pasó por (una tragedia), tal como monseñor Robert Weiss de Newtown, Connecticut, quien compartió la experiencia de atender a otros durante una tragedia cuando tuvo que decir a padres de familia que sus hijos pequeños habían sido asesinados en la escuela primaria Sandy Hook. Tristemente, se ha hecho necesario entender las tragedias masivas “en vista de las cosas que estamos presenciando en el mundo”, dijo el padre González.

“La gente entiende los desastres naturales, los huracanes, las inundaciones, ese tipo de cosas, pero cuando son hechos por personas intencionalmente, eso lleva un nivel extra de terror”, dijo monseñor Rossetti. “Uno enfrenta tal maldad, una maldad devastadora, y eso marca a la gente”.

Los creyentes, él dijo, tienen que ser fuertes en la fe y “no responder con venganza, no responder con odio porque eso es lo que nos hace precisamente como ellos. Si uno quiere hablar de ello en términos del bien y el mal, esto es lo que el diablo intenta hacer: intenta hacernos como él, llenos de rabia, odio”.

Podemos en vez estudiar y preparar la respuesta verdaderamente cristiana, dijo monseñor Rossetti. Los líderes religiosos pueden considerar, por ejemplo, la respuesta de los de Charleston, Carolina del Sur. Cuando un tirador mató a nueve de sus miembros durante un servicio de oración en la iglesia metodista africana Emanuel en el 2015, parientes de los asesinados se presentaron en la audiencia de fianza del asesino para perdonarlo y decirle que estaban orando por su alma.

“Ellos dijeron ‘te perdonamos’ aunque estaban devastados, esas maravillosas personas de fe”, dijo monseñor Rossetti. “Ellos derrotaron el mal con el poder del bien”.

Desafortunadamente, no hay razón para creer que estas tragedias pararán, dijo monseñor Rossetti.

“Tenemos todas las razones para creer que empeorará. Así que preparémonos”, él añadió.—CNS