Caravana de América Central Recibió Recepción Hostil en Tijuana

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Los primeros participantes de la caravana de centroamericanos que llegaron a Tijuana, México, fueron recibidos con hostilidad por residentes de un vecindario de ricos quienes confrontaron a los migrantes que querían acampar en una playa cerca del muro fronterizo que separa a Estados Unidos y México.

Los residentes exigieron que los migrantes se fueran de Tijuana, cantaron el himno nacional mexicano y gritaron “!México!” mientras los participantes de la caravana fueron transportados a albergues, según informes de prensa y videos en las redes sociales.

Padre Andrés Ramírez, director de Cáritas México en la Arquidiócesis de Tijuana, dijo que una recepción tan hostil no es lo normal en Tijuana, ya que la ciudad fronteriza tiene una historia de acoger a los migrantes e incorporarlos a la comunidad.

“Tijuana es una ciudad de migrantes”, él dijo.

Padre Ramírez dijo que la hostilidad se debe a que Tijuana es la última parada para los migrantes de la caravana, quienes tienen la esperanza de cruzar hacia Estados Unidos y buscar asilo. Algunos podrían haber decidido quedarse en Tijuana, donde el trabajo en fábricas es abundante.

No se sabe cuánto tiempo los migrantes se quedarán en Tijuana, ya que 3,140 personas ya están esperando presentar peticiones de asilo. El Servicio de Inmigración y Contra de Aduanas y la Patrulla Fronteriza han estado procesando solo 90 solicitudes diarias, según informes de prensa.  

La Arquidiócesis de Tijuana y organizaciones religiosas, incluso la Orden Scalabriniana, operan albergues para migrantes en la región. Padre Ramírez dijo que en años recientes las instalaciones se han estado llenas de personas deportadas y por eso la arquidiócesis tenía poco espacio que ofrecerle a la caravana.

Aun así, la arquidiócesis ha abierto centros de acopio y planeaba hacer colectas durante las Misas del 18 de noviembre.

La caravana salió de San Pedro Sula, Honduras, el 12 de octubre sobrepasando fronteras cerradas y bloqueos policiacos y caminando unas 2,700 millas cruzando México hasta Tijuana.

Su improbable progreso llevó a que más centroamericanos que buscan un escape de la pobreza y la violencia de los países del Triángulo Norte Centroamericano—El Salvador, Honduras y Guatemala—formaran caravanas, buscando seguridad y apoyo.

Para el 16 de noviembre otras dos caravanas transitaban por México. Las caravanas han sido la manera preferida de viajar para migrantes porque reducen el costo de contratar a un contrabandista, conocido como coyote, cuyos costos ahora figuran entre $8,000 y $13,000, dijo Rick Jones, asesor de jóvenes y migración en Servicios Católicos de Socorro en El Salvador.

Irónicamente, los migrantes impacientes corrieron adelantándose al grupo según la caravana llegaba a Ciudad de México, prefiriendo llegar a la frontera rápidamente en vez de descansar. Los oficiales mexicanos no impidieron su progreso y algunos gobiernos estatales proveyeron autobuses, algo que fue hecho menos por razones altruistas y más para mover a los migrantes rápidamente a través de sus estados, según algunos observadores que acompañan la caravana.

Padre Ramírez dijo que los que llegaron temprano a Tijuana “no quisieron quedarse en albergues. Ellos querían cruzar hacia Estados Unidos por cualquier medio posible”.

Fotos de la prensa mostraban algunos migrantes trepando el muro fronterizo en la zona de Playas de Tijuana, donde el muro cruza la playa y se extiende hacia el mar.

El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas y la Patrulla Fronteriza han aumentado sus patrullas y fortificado la estructura que separa Playas de Tijuana y Estados Unidos, instalando alambre de púas.

“Hay soldados allí. Eso no es normal”, dijo padre Ramírez.  

La recepción hostil en Tijuana y los comentarios en contra de la caravana en las redes sociales demuestran los varios sentimientos que se encuentran en México en cuanto a la inmigración. Javier Urbano, profesor en la Universidad Iberoamericana en Ciudad de México, operada por los jesuitas, dijo que menos del 1 por ciento de la población mexicana es del extranjero y la mayoría de esas personas son originalmente de Estados Unidos, Canadá y Europa.

—CNS