El Papa Dice a Los Refugiados Que Son Hijos e Hijas de Dios

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En un gesto de hermandad y paz, el papa Francisco les lavó los pies a varios refugiados, incluyendo musulmanes, hindúes y coptos.

Las acciones, como la de Jesús que les lavó los pies a sus discípulos, “hablan más que las palabras”, dijo durante la Misa del Jueves Santo en la que se conmemoraba la Última Cena del Señor, el 24 de marzo.

El acto de reunirnos todos juntos, añadió, es otra acción que demuestra un deseo de vivir en paz como hermanos y hermanas, a pesar de los diferentes antecedentes culturales y religiosos de las personas.

Cientos de refugiados se encontraban fuera con la esperanza de poder ver al papa mientras entraba por el patio del Centro de Buscadores de Asilo en Castelnuovo di Porto, localizado a unas 15 millas (24.14 kilómetros) al norte de Roma.

Antes de su llegada, el Papa había enviado algunos regalos de Pascua para los huéspedes del Centro: 200 huevos de Pascua de chocolate, un tablero de madera para jugar ajedrez y varios balones de futbol soccer y pelotas de beisbol autografiadas.

Después de descender de un vehículo de cuatro puertas, de color azul, el papa fue recibido por el arzobispo Rino Fisichella, principal organizador de los actos del Año de la Misericordia en el Vaticano, acompañado por los directores del refugio.

También le presentaron a tres residentes que serían los intérpretes: Ibrahim, de Afghanistán; Boro, de Mali y Segen, de Eritrea. Uno de los refugiados le presentó al papa una pluma de trazo grueso que el Pontífice usaría para firmar un cartelón en donde aparecían las banderas de 26 diferentes naciones que representaban el país de origen, respectivamente, de los huéspedes del Centro.

En una breve e inspirada homilía, dicha sin leer nada escrito, el papa dijo que había dos acciones distintas en el Evangelio del día: Una, en la que Jesús sirve y les lava los pies a sus discípulos; y otra, en la que Judas recibe dinero que le dan los enemigos de Jesús por la traición que cometería en contra de su Maestro.

“Y también hoy hay aquí dos acciones diferentes: Una, el hecho de que estemos todos aquí reunidos, tanto musulmanes, hindúes, católicos, coptos, evangélicos, como hermanos y hermanas, hijos e hijas del mismo Dios que quiere que vivamos en paz”, dijo.

Sin embargo, refiriéndose al reciente ataque terrorista, llevado a cabo en Bruselas, el papa dijo que una segunda acción era la realizada por aquellas personas que quieren la guerra. Como Judas, dijo, detrás de aquellos que cometieron los ataques hay “traficantes de armas que quieren sangre y no paz”.

“En estos momentos, en los que realizo la misma acción de Jesús, de lavarles a ustedes 12 los pies, todos nosotros hacemos el mismo acto de hermandad. Y todos nosotros podemos decir: Somos diversos, somos diferentes; tenemos diferente religión y cultura, pero somos hermanos y hermanas y queremos vivir en paz”, dijo.

Y haciendo referencia a los sufrimientos a los que se han sometido los refugiados, el papa Francisco les pidió que rezaran “en la lengua propia de su religión respectiva” para que “siempre exista hermandad y bondad”.

Después de la homilía, el papa se despojó de algunas de sus vestiduras ceremoniales, se puso una cota larga de color blanco sobre el alba y se fue hincando uno tras otro ante las 12 personas a quienes, respectivamente, les lavó los pies, se los secó e imprimió un ósculo. Los refugiados apenas podían contener su emoción y las lágrimas bajaban por su rostro mientras el papa se agachaba y les besaba el pie. —CNS