Obispo Jubilado Robert A. Brucato, 87 Sirvió Como Vicario General y Canciller, Párroco de Tres Parroquias

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El obispo auxiliar jubilado Robert A. Brucato, quien se desempeñó como vicario general y canciller de la arquidiócesis, fue párroco de tres parroquias y capellán militar, murió el 7 de noviembre. Tenía 87 años.

Una misa funeral fue celebrada por el cardenal Dolan el 12 de noviembre en la capilla del pabellón John Cardinal O’Connor en la sección de Riverdale del Bronx. El obispo Brucato había vivido jubilado en dicho pabellón, el cual hace parte de la residencia sacerdotal de St. John Vianney.

“Es providencial, ¿no es así, que estemos dando sepultura al obispo Brucato en este mes de noviembre, el cual está dedicado a los fieles difuntos, justo cuando todos estamos centrando nuestras reflexiones hacia la vida eterna?”, dijo el cardenal Dolan antes de la Recomendación Final durante la misa funeral.

“Es providencial que lo sepultemos en este Día de los Veteranos como coronel, muy agradecidos y orgullosos de sus 22 años de servicio como capellán militar.

“Y es providencial que sepultemos” al obispo Brucato de la Residencia del Cardenal O’Connor. “Ciertamente él era patriarca en este lugar, que le encantaba”, dijo el cardenal, “y en donde los sacerdotes le querían mucho”.

El cardenal Dolan luego leyó a la congregación una carta que le envió el cardenal Pietro Parolin, secretario de estado del Vaticano, en nombre del papa Francisco, la cual incluía sus condolencias por el fallecimiento del obispo Brucato y una bendición apostólica.

Los obispos auxiliares jubilados Gerald Walsh y Dominick Lagonegro fueron los principales concelebrantes de la misa funeral. El obispo Lagonegro fue el homilista. El sobrino del obispo Brucato, diácono Anthony Bellitto Jr., un diácono permanente de la arquidiócesis de Filadelfia, fue diácono de la Palabra y diácono de la Eucaristía. Entre los asistentes se encontraban estudiantes que representaban a la escuela secundaria para varones Cardinal Hayes en el Bronx, de la cual el obispo Brucato era ex alumno de la promoción de 1949.

El obispo Lagonegro, en su homilía, recordó haber estado en la escuela secundaria Cathedral, y luego en el seminario menor de la arquidiócesis, cuando “un joven sacerdote, el padre Brucato, vino a mi parroquia de san Antonio en West Harrison. El padre Brucato se convirtió en mi primer director espiritual”.

En cada sesión discutían uno de los apóstoles. Todavía recuerdo lo que dijo sobre Pedro.

El habló sobre los errores de Pedro y sus acciones impulsivas. El padre Brucato luego dijo que la diferencia entre Pedro y Judas era que Judas dejo de creer que Jesús lo amaba. Pedro en cambio nunca se rindió.

“Nunca olvidé lo que dijo”, dijo el obispo Lagonegro sobre el obispo Brucato, “y yo he usado esto muchas veces desde aquel entonces”.

El obispo Brucato, agrego el obispo Lagonegro, era un hombre que amaba a Dios, amaba a la Iglesia y amaba a su país, y que se entregaba a todo lo que hacía.

El obispo Lagonegro más tarde describió a CNY la dedicación del obispo Brucato al sacerdocio, y su atesorada amistad la cual continuó durante todo su sacerdocio. “Para mí siempre fue una alegría estar en su presencia”, dijo Lagonegro, reconociendo la actitud del obispo Brucato hacia la vida. “El simplemente fue una persona tan buena, tan buena”.

En el momento de la jubilación del obispo Brucato en el 2007, había servido como vicario general desde 1999. Ordenado como obispo auxiliar para Nueva York por el cardenal John O’Connor en 1997, fue vicario de orientación pastoral de 1997 a 1999, y canciller de 1994 a 1997.

Durante su ordenación episcopal el 25 de agosto de 1997, el cardenal O’Connor llamó al obispo Brucato “un tremendo sacerdote de la Iglesia de Nueva York” que conocía “cada piedra y ladrillo, cada edificio de la arquidiócesis”.

El obispo Brucato fue párroco de San Juan Evangelista en Manhattan de 2001 a 2006. Mientras fue párroco de San Benedicto en el Bronx de 1987 a 1994, fue vicario del East Bronx. También sirvió como párroco del Santo Rosario en Staten Island de 1984 a 1987.

Fue vicario parroquial de San Gabriel en el Bronx, Santa Ana en Ossining, San Antonio en West Harrison y San Carlos Borromeo en Dover Plains.

El obispo Brucato también fue capellán de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos durante 22 años en 12 instalaciones militares en todo el mundo, incluyendo los Estados Unidos, el ártico, Asia, Europa y el trópico. Las asignaciones del obispo incluyeron director de servicios de capellán para las fuerzas aéreas en Europa y capellán de cadetes de la Academia de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en Colorado Springs, Colorado.

Comisionado en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en 1960 como capellán, primer teniente, el obispo Brucato se retiró del servicio militar en 1982 con el rango de coronel.

En un comunicado emitido por la arquidiócesis en julio de 1997 anunciando su nombramiento como obispo auxiliar, el entonces obispo designado Brucato dijo: “En 1982 tomé la decisión de retirarme después de 22 años en la capellanía militar y de asumir mi trabajo sacerdotal en un parroquia en casa. Esto se hizo por la lealtad y el amor que le tengo a la arquidiócesis de Nueva York, así como por lealtad y amor a mi familia y amigos. Que esto compense cualquier falta de talento en mí. Que lo anterior pueda impregnar mi trabajo como obispo auxiliar y me ayude a seguir adelante”.

Nacido en el Bronx, segundo e hijo intermedio de Anthony y Yolanda (nee Vento) Brucato, el obispo asistió a la escuela pública 97 y la escuela secundaria Cardinal Hayes, y participó activamente en la parroquia del Santo Rosario. Estudió para el sacerdocio en el Cathedral College y el Seminario de San José en Dunwoodie, y fue ordenado sacerdote por el cardenal Francis Spellman en 1957. Fue nombrado monseñor por el papa Juan Pablo II en 1986.

Mientras se desempeñaba como capellán de la Fuerza Aérea de 1960 a 1982, el obispo Brucato obtuvo una maestría en educación con especialización en psicología y consejería de la universidad Our Lady of the Lake College en San Antonio, Texas.

A la muerte del cardenal O’Connor en mayo de 2000, el papa Juan Pablo II nombró al obispo Brucato como administrador apostólico de la arquidiócesis hasta que se instaló el cardenal Edward Egan como arzobispo en junio de 2000. El cardenal Egan lo nombró nuevamente vicario general en uno de sus primeros nombramientos después de su instalación.

El obispo Brucato le dijo a CNY en el momento de su jubilación que no podía señalar un papel que le gustara más que otro entre las muchas asignaciones que tuvo a lo largo de su sacerdocio.

“Me han gustado todas”, dijo el obispo. “Creo que he aprendido que donde trabajas y vives no es tan importante como con quién trabajas y vives”.

El obispo Brucato se desempeñó como asesor del Comité de Migración y del Comité de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.

Como consultor del comité de migración, el obispo Brucato formó parte de una delegación de obispos de los Estados Unidos que visito África en noviembre y diciembre de 2002 para estudiar las condiciones de los refugiados en ese continente e instar a los Estados Unidos a recibir más refugiados.

El año siguiente, formó parte de una delegación de tres obispos de los Estados Unidos que participó con obispos africanos en un servicio de reconciliación y perdón en la isla de Goree, Senegal, la cual por mucho tiempo fue en lugar en donde esclavos africanos esperaban a ser enviados a Europa y América.

El cardenal Dolan, al anunciar la muerte del obispo Brucato en Flocknote, pidió a la “familia de la arquidiócesis” que se uniera a él “para agradecer a Dios por su vida, especialmente por su generoso y fiel sacerdocio”.

Sobrevivientes en la familia del obispo incluyen a su hermana, Joan Bellitto, y numerosas sobrinas y sobrinos. Su hermano, Richard, ya había fallecido.

El obispo Lagonegro dijo que durante muchos años él ha finalizado las homilías de misas fúnebres recordando a los reunidos “una hermosa palabra italiana, ‘Arrivederci’. Palabra que significa hasta que nos volvamos a encontrar”.

“Para el obispo Brucato hoy no es el fin. Pero el comienzo de una nueva vida con Jesús. Por eso, no le decimos adiós. Pero decimos ‘Arrivederci, Robert’ hasta que nos volvamos a encontrar”.

El sepelio fue en el cementerio de la Puerta del Cielo en Valhalla.