Vidas de Familias en El Salvador Cambian con Final de TPS

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Laura Martínez todavía recuerda cuando su hermana de 14 años de edad, Cecilia Martínez se fue hacia Estados Unidos.

“Lo recuerdo como si fuera ayer”, dijo Laura Martínez a Catholic News Service. “Se subió en una camioneta negra, ella lo hizo para un mejor futuro para su familia”.

Veintidós años después, Cecilia Martínez, con la seguridad que le proveía el Estatus de Protección Temporal (TPS), financió la educación de sus hermanos y sustentó a sus padres en El Salvador.

“Ella pagó mis estudios y los materiales que necesitaba para la escuela”, dijo su hermano, David Martínez. “No hubiera podido continuar mis estudios sin su ayuda”. Hoy día David Martínez es diseñador de programas de computadoras. Aunque su salario es bajo, él fue elegible para recibir un préstamo para una casa. Las hermanas menores de él ahora tienen la esperanza de poder matricularse en la universidad, pero ese sueño podría destrozarse si Cecilia Martínez es obligada a regresar a El Salvador.

Ella limpia casas y tiene miedo que dejen de contratarla o que la paren en la calle y la deporten ya que el Estatus de Protección Temporal de ella caduca en septiembre de 2019, explicó Laura Martínez.

La inestabilidad financiera y de estatus legal tendrán consecuencias para sus familiares en El Salvador. Los salvadoreños en el extranjero enviaron más de $450 millones en remesas a sus familias en El Salvador en 2017.

El cardenal Gregorio Rosa Chávez de San Salvador, quien oró y cabildeó para la extensión del TPS para los ciudadanos salvadoreños, critica a los que toman las decisiones en Estados Unidos porque no pensaron en las familias de Estados Unidos y El Salvador.

“La familia es el pilar de la sociedad y si la destruimos, no hay futuro”, él dijo a Catholic News Service. “Solo una familia humana somos y la tierra es de Dios y de todo el mundo”.

Cecilia Martínez también ayudó el pequeño negocio de ventas al menudeo de Laura; ella ayudó a establecerlo y le envía ropa.

“Sería bien difícil si la deportaran”, dijo Laura Martínez. “Ella siempre ha sido como nuestra segunda mamá, ella es como nuestra base, en todos los sentidos”.

Sus remesas son también importantes para sus padres.

“Nuestros papás dependen sobre ella para todo, porque casi no hay sistema de pensión aquí”, dijo Laura Martínez. En muchos casos los padres de los que tienen TPS dependen del trabajo de sus hijos.

Este es el caso de Victoria Santos de Galdámez. En las montañas rurales de El Salvador la bisabuela de 74 años de edad todavía trabaja en los campos, pero la cosecha es poca por su edad.

“Sin la ayuda de mi hijo ya nos hubiéramos muertos de hambre”, ella dijo a CNS “y ahora que mi marido está viejito y enfermo, más”.

Su hijo, que tiene Estatus de Protección Temporal, regresó a arreglar su casa, que fue destruida por el terremoto de 2001, en caso de que él sea deportado en 2019. Él está ampliando la casa de modo que sus tres hijos, todos ciudadanos estadounidenses, estén cómodos si les toca regresar con él.

“La esperanza es que ellos nos ayuden a comprar lo que necesitamos”, dijo Santos, pero “¿qué pasará si ellos pierden lo que tienen?” Muchos ancianos de su comunidad enfrentan incertidumbre, ya que ellos dependen del apoyo financiero de sus hijos.

“Sería mas difícil para mí verlos regresar, no los quisiera ver en calamidad”, ella dijo.

Los que tienen TPS también pagan los medicamentos y las intervenciones médicas de sus padres, que son costosos en el país centroamericano donde el salario mensual es menos de $300 y donde las personas son víctimas regulares de la extorsión.

“(El presidente estadounidense Donald) Trump habla de nuestro país en estos términos malos porque el nunca tuvo que preocuparse por la comida o la renta”, dijo David Martínez. “No lo odio, pero le diría que nuestra gente trabaja bien duro y no les dan la oportunidad de mostrar su talento aquí”.—CNS