El Presidente de la USCCB a los Obispos: Durante la Pandemia, Lleven el Evangelio a los que Sufren

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Reconociendo que la fe en Dios del pueblo “se ha visto sacudida” por la pandemia y la situación económica causada por la misma, el arzobispo de Los Ángeles José H. Gómez exhortó a sus hermanos obispos a llevar directamente a las personas la nueva de la Resurrección y el triunfo de la vida sobre la muerte para ayudarles a sobrellevar la crisis.

“En el núcleo de sus temores se encuentran preguntas fundamentales sobre la providencia divina y la bondad de Dios”, dijo el arzobispo Gómez, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos el 16 de noviembre durante un discurso en línea en el primer día de la asamblea general anual de otoño de los obispos.

“Esto es mucho más que una emergencia de salud pública”, dijo. “Por todas partes vemos extenderse el temor a la enfermedad y la muerte”. Por primera vez, la asamblea está desarrollándose virtualmente a causa de la pandemia.

El discurso del arzobispo Gómez había sido grabado previamente.

El arzobispo dijo que la pandemia pone de relieve que el mensaje central del Evangelio—el amor de Cristo por cada persona, la fuerza de la cruz y la promesa de la resurrección—”se está borrando de los corazones de nuestros prójimos”.

“Hermanos, en este tiempo de muerte, nos aferramos a la palabra de vida. Venimos en el nombre del Dios cuyo amor es más fuerte que la muerte”, dijo.

Los tiempos, con su convulsión social e incertidumbre causada por la pandemia, “llaman a un cristianismo heroico”, explicó. “Tenemos que seguir formando y capacitando discípulos misioneros, como nos ha pedido el papa Francisco”.

Citando el ejemplo del padre Michael McGivney, fundador de los Caballeros de Colón, que fue beatificado el 31 de octubre en la catedral de San José en Hartford, Connecticut, el arzobispo Gómez sugirió a los obispos que enfrentaran las injusticias de nuestro tiempo “viviendo el Evangelio”. Recordó cómo, para el sacerdote, “el amor no era un concepto abstracto o una causa”, porque conocía los rostros “de la viuda y del huérfano, del padre sin empleo, del preso en el corredor de la muerte”.

“Siguiendo el valiente ejemplo del beato Michael McGivney, la Iglesia necesita llorar con quienes lloran”, dijo. “Debemos contarles a nuestros prójimos la buena nueva de que tenemos un redentor. El que murió, para que nosotros podamos vivir. El que pasó por el valle de las tinieblas de muerte para que no temamos al mal, ni siquiera a la muerte”.

Comentó cómo el beato McGivney murió durante la pandemia de gripe de 1890, en la que más de un millón de personas perdieron la vida en todo el mundo. Dijo que el posiblemente futuro santo puede ser “modelo e intercesor para nuestros propios ministerios”.

El arzobispo Gómez también se refirió al plan estratégico del USCCB que se presenta a la aprobación de los obispos durante la asamblea como camino futuro para el ministerio. Titulado “Recreados por el Cuerpo y la Sangre de Cristo: Fuente de nuestra sanación y esperanza”, sitúa la misión de los obispos “para seguir llevando sanación y esperanza a la gente de nuestro tiempo”, dijo.

Al comenzar su discurso, el arzobispo Gómez hizo una pausa por unos momentos para recordar a los niños y adultos dentro de la Iglesia, que son víctimas-supervivientes del abuso sexual por parte del clero.—CNS