Lección de Pentecostés Dada en la Misa de la Herencia Cultural Puertorriqueña

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En la Misa de la Herencia Cultural Puertorriqueña en la Catedral de San Patricio, un arzobispo jubilado recordó a los fieles que “Dios nos acompaña, nos guía a lo largo de nuestra existencia, a través del Espíritu Santo”.

“Bienvenidos mis queridos hermanos y hermanas que han venido aquí para celebrar la Solemnidad de Pentecostés”, dijo el arzobispo emérito José Octavio Ruiz Arenas de Villavicencio, Colombia, en su homilía en la misa en español el Domingo de Pentecostés, 5 de junio. “Y una muy especial bienvenida a la gente de la comunidad puertorriqueña que está celebrando la cultura de su amado Puerto Rico”.

El arzobispo Ruiz, quien se desempeñó como celebrante principal, es secretario emérito del Dicasterio para la Evangelización. El arzobispo habló sobre el significado de la llegada de Jesús al río Jordán, donde fue bautizado por Juan Bautista.

“Jesús sintió que el Espíritu Santo descendía sobre Él, y que Dios Padre le decía: tú eres mi Hijo”, señaló el arzobispo.

Ese momento sagrado, dijo, fue un llamado “para que todos lo sigamos... Jesús vivió toda su vida con la fuerza del Espíritu Santo. Él es el Hijo de Dios que se hizo uno de nosotros para darnos la salvación. Cuando San Pedro comenzó a predicar y a retomar la vida de Jesús, lo hizo de una manera muy sincera, pero de una manera muy reveladora”.

El arzobispo Ruiz señaló que San Pedro continuó haciendo el bien “toda su vida”.

“Y eso nos corresponde a todos si queremos seguir las huellas de Jesús, hacer siempre el bien, y para eso necesitamos la fuerza, la luz, la gracia del Espíritu Santo”, dijo el arzobispo.

En alusión a la lectura ese día del Evangelio de San Juan, el arzobispo señaló que después de la Resurrección, Cristo “tuvo distintos encuentros con sus apóstoles”, incluyendo uno en el cual Él llega y les dice a los apóstoles: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me envió a mí, así los envío yo también”.

El arzobispo Ruiz dijo que no es una paz caracterizada por la ausencia de armas y violencia; es una paz “que es tranquilidad, armonía interior, el gozo de sentirnos llenos de la fuerza del Espíritu Santo para vencer el mal, para dedicarnos a servir y a amar a los demás… Y el Señor dio a los apóstoles ese encargo, el perdón de los pecados.”

El arzobispo habló de la transformación espiritual de los apóstoles, cuando obtuvieron “el coraje, la fuerza para predicar el Evangelio. Se convirtieron en hombres llenos de valor... No temieron morir martirizados; todo esto gracias al Espíritu Santo. Es el mismo Espíritu que todos hemos recibido, que nos invita a la conversión... Cuando los apóstoles comenzaron a predicar, la gente escuchaba en su propia lengua. Somos hijos de Dios gracias a la fuerza del Espíritu Santo… Debemos decirle al Espíritu Santo: ayúdanos para que podamos transformar el mundo”.

Los concelebrantes de la misa incluyeron al padre Enrique Salvo, rector de la catedral; el padre Brian McWeeney, director del Apostolado Étnico arquidiocesano; y el padre Lorenzo Ato, director de comunicaciones del Ministerio Hispano Arquidiocesano.

El líder del coro fue Jorge Camacho, director de música de la Iglesia Sagrada Familia en el Bronx. Durante la misa, se exhibió en los escalones del santuario una imagen de Nuestra Señora de la Providencia, patrona de Puerto Rico.

Una misa celebrando la cultura puertorriqueña se lleva a cabo tradicionalmente en la Catedral de San Patricio el domingo anterior al Desfile del Día de Puerto Rico, el cual tuvo lugar el 12 de junio en la Quinta Avenida de Manhattan. Teresa Santiago, quien se desempeñó como una organizadora de la misa, es consultora comunitaria y de medios hispanos para Caridades Católicas arquidiocesanas.

“La comunidad puertorriqueña es en gran medida una comunidad católica”, dijo la Sra. Santiago a Catholic New York la semana pasada en una entrevista telefónica, citando la celebración de la fe y la cultura.