Párroco de Manhattan que Dirigió las Procesiones de Guadalupe a Jubilarse en México

Posted

A finales de julio, el padre Santiago Rubio abordó un avión desde el aeropuerto JFK a su México natal, donde volverá a establecerse en la diócesis donde fue ordenado sacerdote hace 40 años. El padre se va a jubilar temprano debido a problemas de salud, y el clima en México es mejor para él. Durante los últimos 10 años, el padre Rubio fue párroco del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en San Bernardo en Manhattan.

El padre Rubio ayudó a organizar y promover las grandes procesiones de Nuestra Señora de Guadalupe, en la mañana del día de la fiesta de la Virgen el 12 de diciembre, desde cerca de su parroquia ubicada en la calle 14 oeste hasta la Catedral de San Patricio a por la octava avenida y la calle 50 oeste, hasta llegar a la quinta avenida. El padre Rubio fue nombrado director espiritual del Comité Arquidiocesano Nuestra Señora de Guadalupe en noviembre de 2014.

Las procesiones orantes y llenas de himnos suelen atraer de 800 a 1.000 participantes, los cuales ingresan a la catedral para la misa matutina anual de Guadalupe que atrae 1.800 a 2.000 fieles. Una segunda misa de Guadalupe se ofrece esa misma noche. Obispos mejicanos suelen dirigir las liturgias festivas.

El padre Rubio, quien cumple 67 años este mes, fue ordenado el 28 de enero de 1980 en la diócesis de Autlán, Jalisco en México. Él fue incardinado en la arquidiócesis de Nueva York el 15 de febrero de 2010. El padre tiene un doctorado en filosofía, y enseñó esa materia en St. John’s University durante siete años.

“La procesión ha ido creciendo mucho cada año, la cantidad de personas que nos acompañan. Muchas más parroquias se nos han unido en los últimos años”, dijo el padre Rubio a Catholic New York en una entrevista telefónica que dio desde la parroquia el mes pasado.

“Las procesiones de Guadalupe son esfuerzos de unidad, una ocasión para dar gracias a Dios y a la Virgen María, un encuentro espiritual para fomentar el amor y la devoción a la Virgen de Guadalupe”.

El padre Rubio dijo que las reuniones ayudan a los mexicanos y a otros hispanos a hacer frente a las luchas de la vida, incluyendo problemas relacionados con la inmigración y la discriminación. La parroquia ha ayudado a las familias latinas en su crecimiento espiritual a través de programas de apoyo y retiros espirituales, algunos dirigidos a las familias, otros para parejas, y algunos para los jóvenes. También se ofrecen programas de servicios sociales.

La parroquia del área de Chelsea ha mejorado financieramente, agrego el padre, gracias a la generosidad de los feligreses y los contratos de alquiler con grupos comunitarios que utilizan el espacio parroquial.

“Estoy agradecido con el cardenal Dolan y a la arquidiócesis de Nueva York”, dijo el padre Rubio, añadiendo que le gustaría que los fieles feligreses recordaran este mensaje: “Sed persistentes en lo que hemos iniciado, en lo que hemos caminado juntos durante estos 10 años. Fue mucho trabajo y esfuerzo, y hemo visto el fruto. Con la ayuda del Señor, ustedes continuarán perseverando”.

Antes de su nombramiento en septiembre de 2010 como párroco de Nuestra Señora de Guadalupe en San Bernardo, el padre Rubio fue vicario parroquial en dos parroquias del Bronx: Sagrado Corazón, de 2009 a 2010, y San Brendan, de 2006 a 2009.

El padre llegó por primera vez a la arquidiócesis de Nueva York en 1989, sirviendo como vicario parroquial en Santa María de la Asunción en Staten Island, y más tarde las parroquias de San Pedro en Haverstraw y Nuestra Señora de la Victoria en el Bronx. El después regresó a su diócesis en México en 1994, donde sirvió, antes de volver cada verano a Nueva York para ayudar en San Pedro en Haverstraw hasta su nombramiento en 2006 como vicario parroquial en San Brendan.

Sus viajes entre Nueva York y México fueron a menudo relacionados con sus problemas de salud. Él pudo superar una batalla contra el cáncer de páncreas en la década del noventa, pero más tarde desarrolló condiciones médicas relacionadas con dolencias estomacales y diabetes.

Artenio Silva, quien coordina a todos los 19 grupos parroquiales de Guadalupe, incluyendo algunos en la diócesis de Brooklyn, dijo que la dirección espiritual del padre Rubio “fue una bendición de Dios; el Señor lo puso en nuestro camino”.

“Estamos agradecidos por su apoyo, por su guía espiritual para ayudarnos a trabajar juntos”, dijo. “Nos ayudó a crecer en nuestra fe”.