Tumba Vacía da Lugar a La Plenitud del Domingo de Pascua, Dice El Cardenal en Misa de La Catedral

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El cardenal Dolan, en su homilía del Domingo de Resurrección en la Catedral de San Patricio, hizo hincapié en cómo el vacío conduce a la plenitud.

La mañana de Pascua, explicó el cardenal, “es más bien acerca de la plenitud, no del vacío, la plenitud de la luz y el triunfo, y el bien, la esperanza y la vida. ¿Acaso el mensaje de Pascua no empieza con esa tumba vacía? Las santas mujeres, y luego Pedro y Juan, llegaron a la tumba temprano esa primera mañana de Pascua y la encontraron vacía. La guardia romana, vigilando por orden de Poncio Pilato, había huido de algo extraordinario, ¿qué había pasado? Un ángel explica: ¿Por qué buscas a los vivos entre los muertos? Él ha resucitado como lo había dicho”.

El vacío de la tumba es la señal de que Jesús había de verdad resucitado de entre los muertos, dijo el cardenal. “El dramático y abrumador vacío de la tarde del Viernes Santo —todavía reciente en la memoria cuando el mundo estaba vacío de luz, bondad y decencia, de verdad y esperanza de la vida misma, vacío de Dios—da paso a la tumba vacía y a la plenitud de la gloria pascual”.

El vacío se ha convertido en una realidad en la era del coronavirus, incluyendo las bancas vacías de la catedral durante la misa de las 10 a.m. que el cardenal celebró el 12 de abril. Pensando en los fieles, que por quinta semana consecutiva habían tenido que asistir virtualmente a misa sintonizándose con la iglesia desde sus casas, la misa fue transmitida en vivo a través del sitio web de la catedral y de WPIX-TV.

“Mesas de comedor vacías para la Resurrección y la Pascua porque familias y amigos no pueden reunirse”, dijo el cardenal en su homilía. “Escuelas y fábricas vacías, restaurantes, carreteras y aviones. Billeteras y cuentas bancarias vacías. Sillas vacías en casa donde los que apreciamos solían sentarse con nosotros”. Iglesias vacías, dijo el cardenal, y cestas de limosna vacías. “Vidas vacías, algunos se preguntan, mientras se sienten tentados a concluir que todo lo que llenó sus vidas antes pudiese haber desaparecido”.

El cardenal añadió: “Yo pregunto esta mañana pascual, ¿podría la tumba vacía de Pascua ser una metáfora para nuestro mundo y nuestras vidas? ¿Podría ser esta una invitación susurrada a nuestros oídos por parte del Resucitado para buscar al vivo, pero no entre los muertos?”.

El Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor en la catedral, aunque sin la concurrencia habitual de una gran congregación, parecía y sonaba resplandeciente como siempre; desde el santuario adornado con exquisitas flores de Pascua, hasta los edificantes himnos espirituales en inglés como “Jesus Christ Is Risen Today” and “The Strife Is O’er”.

La participación de la congregación incluía responder a la Renovación de las Promesas Bautismales dirigida por el cardenal Dolan. Luego, el roció agua bendita entre las pocas personas que se encontraban en el santuario de la catedral.

La Oración de los Fieles incluyó “por aquellos que están sufriendo el coronavirus, para que puedan ser sanados, y por el feliz descanso de todos los que han muerto de esta enfermedad en las últimas semanas. Por los científicos, los profesionales de la salud, los funcionarios públicos y todos los que están sirviendo al bien común en este tiempo difícil e incierto, que se llenen de sabiduría y conocimiento”.

Los fieles físicamente ausentes fueron invitados a hacer un acto de comunión espiritual, un ardiente deseo de recibir a Jesús en el Santísimo Sacramento cuando las circunstancias impiden que uno lo reciba en la Comunión sacramental. La razón más común para hacer un acto de comunión espiritual es cuando uno no puede físicamente asistir a misa.

El cardenal, en su homilía, citó a Alexander Solzhenitsyn, a quien describió como el imponente profeta ruso de los derechos humanos del siglo pasado que había pasado muchas pascuas en un gulag: “La peor opresión es una vida sin Dios”.

Unión con Jesús, resucitado y siempre vivo, dijo el cardenal citando la predicación del papa Francisco, anticipa ese domingo sin puesta del sol, cuando no habrá más cansancio ni dolor, dolor ni lágrimas, sino sólo la alegría de estar plenamente y siempre vivos con nuestro Señor resucitado.

“Y cuando llegaron a la tumba, la encontraron vacía”, concluyó el cardenal su homilía.

Durante la época más sagrada del año para los cristianos, se han suspendido las reuniones públicas y se ofrecen servicios de adoración sin una congregación presente, debido a la preocupación por la salud pública por causa de la pandemia del coronavirus.

“Su compañía, su unidad en la fe y en la oración”, dijo el cardenal a la congregación virtual, “se suma a la alegría incomparable de esta mañana de Pascua. Nos alegra que, a través de la transmisión en vivo, a través del Canal Católico Sirius XM 129, el canal Fe Católica y PIX11 aquí en Nueva York, muchos de ustedes pueden estar con nosotros en la Catedral de San Patricio, la iglesia parroquial de Estados Unidos aquí en la Quinta Avenida en la ciudad de Nueva York.

“Sin embargo, les echamos de menos. Preferiríamos que estuviesen aquí físicamente, y yo sé que nos extrañan y que están ansiosos por volver a sus parroquias para la misa dominical. Eso es bueno, eso es refrescante”.